La abacería de la calle San Esteban
Haciendo esquina con la calle Tintes nos encontramos con un testigo mucho más antiguo que los almacenes Vilima. Todos sabemos que hay locales que cuidan la decoración, pues es un plus que capta clientes, aquí nada es pretendido. Así se quedó, oscuro, impregnado de olor a queso viejo, embutido y madera. Entre semana con dos camareros van sobrados para servir desayunos y comidas, pero cuando llega el fin de semana se triplica el personal. Se nota que se preocupan por el cliente y no son unos "malages" como en otros bares que para qué mencionar. No es que me guste que me hagan la pelota, es que creo que el consumidor tiene derecho a unos mínimos ya que está pagando por un servicio. Seguir leyendo...
Aportado por : MarcianaDesign
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